lunes, 10 de enero de 2011

GOZOS A LA MILAGROSA IMAGEN DEL SSMO.CHRISTO DE SAN SALVADOR.


Cuenta nuestra leyenda que, tras la pasión de Cristo, Nicodemo decidió tallar una imagen de la visión que tuvo del Señor Crucificado para que trascendiera. Esa imagen fue pasando de apóstol en apóstol y, finalmente, los discípulos la llevaron a Beirut. Allí permaneció venerada y obrando milagros hasta que la ciudad fue conquistada por los musulmanes en el 1250. Estos destruyeron las imágenes e iconos, excepto el Cristo, que los cristianos lanzaron al mar esperando salvarlo. Ese mismo año de 1250, apareció en Valencia remontando el río Turia a contracorriente el 9 de Noviembre (el día de su fiesta) con dos faroles en los brazos. Cuando se rescató, se alojó en la mezquita en proceso de consagración a ermita de San Jorge por ser la más cercana a donde se encontró. El Obispo de entonces , que consideró el encuentro un gran prodigio, pensó que el lugar apropiado era la Catedral y lo llevó allí. A la mañana siguiente apareció de nuevo en San Jorge (posteriormente Iglesia de la Transfiguración y después Iglesia del Salvador). Se repitió el traslado alguna vez más, reapareciendo en su actual parroquia, donde se comprende que debe estar y hasta hoy permanece. Fieles ha tenido desde San Juan de Ribera a Santo Tomás de Villanueva, la Beata Inés de Benigànim, San Vicente Ferrer y el Beato Gaspar Bono. El Cristo ha obrado milagros como el día de la derrota de la Armada Invencible en que se encontró la imagen sudada. En el año 1936 la imagen fue arrojada a una hoguera y la sacó de allí un maestro que pasaba, recriminando la acción a los asaltantes, y sólo se quemó la espalda.
La Real Iglesia del Salvador es una edificación eclesial de origen gótico, cuya primitiva traza resulta difícil de reconocer tras la renovación neoclásica de 1825. Adjuntamos imágenes con una de sus procesiones, del azulejo que refleja en la Iglesia del Pilar su hallazgo, de un grabado, una oración y de un cuadro del S.XVII pintado por Salvador Gómez y que se halla en el Museo de Bellas Artes que recoge igualmente su hallazgo. Además en el lugar del río donde se recuperó la imagen hay una preciosa escultura conmemorativa y no menos importante es la devoción que se le profesa en la iglesia de los Ángeles del Cabañal.