jueves, 23 de febrero de 2012

GOIGS A LA VINGUDA DEL BENISSANT COS DE VICENT MÁRTIR A CULLERA.

Uno de los hitos más misteriosos en el periplo de los restos de San Vicente Mártir es el de su llegada a las costas de Cullera empujado por las corrientes marinas. Así, se afirma que , cuando el cuerpo llega a las inmediaciones de la actual Ermita de la Font Santa, la viuda llamada Jónica y un grupo de cristianos conservaron su cuerpo hasta la paz religiosa de Constantino o la llegada de Teodosio. Esta ermita, que todos los años era destino de una procesión, sabemos que estuvo dedicada a San Vicente por la escritura de un legado de 1595 hecho por un fiel, por el testimonio hecho en 1767 por el rector de San Juan que habla de que la ermita se llamó de la Font Santa por haber albergado el cuerpo del santo y por las muchas obras de arte pictóricas que muestran el promontorio de Cullera (sinus sucronensis) y que algún autor llega a llamar Golfo de San Vicente como muestra de lo arraigado de esta historia. Por ello, siguiendo las actas del martirio y el Peristephanon, concluimos que en el lugar donde llegó el cuerpo se hizo un túmulo o modesta basílica conmemorativa aunque su localización exacta es difícil de determinar. De este lugar no debió quedar rastro a ras de tierra ni memoria de cristianos tras las oleadas de destrucción de Almohades y Almorávides hasta la llegada de Jaume I.

La ermita actual es un oratorio de orientación poniente-levante con muros laterales de metro y medio de ancho sobre un arco de medio cañón con techado de teja moruna y espadaña sobre el arco del portal. Su retablo barroco de madera trabajada es de los pocos que se salvó de la quema general de la guerra civil y de la fuente exterior que debió dar nombre a la Font Santa han desaparecido hasta sus hierros, aunque se conserva parte del pozo que allí hubo en tiempos con su enigmático interior. Se produjo en un momento posterior el cambio de titularidad de San Vicente por la de San Lorenzo. En todo caso la ermita ostentaba una placa con los símbolos vicentinos en el muro que recaía a la carretera que plasmaba en piedra el texto de Aurelio Prudencio donde se narra la llegada del cuerpo de San Vicente a este lugar. Con la actual y exitosa rehabilitación de la ermita en la que se empeñó nuestro amigo Kike Gandía dicha placa ha pasado a su interior. Como refuerzo del argumento de Cullera en la historia vicentina está el deseo plasmado en el epitafio del Obispo Justiniano de Valencia, que data de la segunda mitad del siglo VI, cuando manda construir un complejo religioso que se ha documentado en la punta de L’Illa (Isla de los Pensamientos) de Cullera. Actualmente tiene una moderna parroquia dedicada en la zona del Faro.