martes, 6 de marzo de 2012

GOZOS A SAN VICENTE FERRER, venerado en su ermita de Alcora.

Nos narra el amigo y Cronista Jose Manuel Puchol Ten, autor del libro sobre el 400 aniversario de la ermita de San Vicente, que la tradición cuenta que allá por el año 1525 vivía en una de las masías cercanas a Alcora una joven pastora llamada Constanza Pallarés quien solicitó la intervención de San Vicente Ferrer para recuperar unas mulas que había perdido y el santo se le apareció concediéndole su ruego. Conocido el hecho por los vecinos, el paraje se convirtió en centro de peregrinación y Constanza prometió edificar allí una ermita dedicada al santo cuando pudiera reunir los fondos suficientes. A tal fin legó en su testamento una dote que, unida a otras aportaciones y limosnas, permitieron cumplir su promesa.
Esta ermita de San Vicente fue construida en el año 1598 y se amplió y restauró profundamente en el año 1798, dándole su aspecto actual. Se trata de una construcción de planta rectangular de una nave y crucero, cubierta por bóveda de cañón y cúpula sobre pechinas, tambor y linterna. Dispone de coro alto a los pies. En el presbiterio se observan azulejos de la Fábrica del Conde Aranda. La decoración es a base de yeserías dieciochescas, esgrafiados y amorcillos escayola, pinturas tipo académico valenciano. Por el lado de la epístola está adosada una espaciosa hospedería. Cuenta con una curiosa sacristía apechinada y porches feriales. De las muchas romerías que se celebran en l'Alcora la de San Vicente es, sin duda, la más festiva.

Publicación del cronista sobre la ermita.